8 de diciembre de 2012

Imagen Astronómica del Día - La Tierra de noche

Saludos, como ya hemos hecho en 2 ocasiones, siendo la tercera esta, comentaremos las Imágenes Astronómicas del Día (APOD's en inglés), que nos resulten más interesantes y llamativas. Esta en particular es de una gran belleza, pero depende de cómo lo consideremos.


La Imagen Astronómica del Día para el 7 de diciembre de 2012, titulada como "La Tierra de noche", fue tomada por el satélite de órbita polar Suomi-NPP, que orbitaba en aquel momento a más de 800 kilómetros de altura sobre la Tierra, y pudo obtener decenas de perspectivas de la iluminación terrestre nocturna.

Estas fotos pueden ser bastante bellas, pues es precioso ver cómo es la Tierra de noche, sin iluminación, y el contraste de luces entre las distintas regiones planetarias, pero como astrónomo aficionado, después de contemplar la belleza del colorido fotográfico, me intento tapar los ojos, porque ver tal contaminación lumínica es aberrante; en América y en general en Europa, incluida España (una de las naciones más contaminadas lumínicamente del mundo), hay muy pocos sitios donde se pueda realmente observar, incluso los más aislados y alejados aún sufren de este tipo de contaminación, no menos peligroso que los demás.



Veamos, qué es de España. España salta a la vista en el mapa, aún a 800 kilómetros de altura, cosa bella por el contraste, pero preocupante a su misma vez. El gran punto central, mayor que la suma de todos los demás, es Madrid y su área metropolitana, zona en que pocas estrellas escapan del manto de contaminación. En proporción es la segunda urbe más contaminada por superficie y población de Europa. Adivinen cuál es la primera... Sí, allí aparece Valencia, desgraciadamente donde observamos, iluminando toda la línea costera que conduce hacia Alicante y contaminando los pueblos de 100 kilómetros a la redonda. Andalucía, mucho más poblada, ni siquiera llega a competir con estas grandes metrópolis, apenas Sevilla y Granada, las mayores iluminaciones, llegan a turbar el cielo. La contaminación de Madrid llega hasta Guadalajara y Cuenca, y sólo Castilla y León y Teruel se salvan de la iluminación de los grandes núcleos, sitiados por una Portugal enormemente iluminada, más aún que el resto de España, lo que inutiliza los cielos del tercio Oeste de Castilla y León.

El resto de Europa no parece pasarlo mucho mejor. El Reino Unido se retuerce entre la población concentrada de numerosas ciudades, como Londres y Manchester. Francia posee una contaminación más ramificada en la que, al Norte, destaca París, en proporción mucho menor que Madrid. Al Norte de París  vemos una grandísima concentración lumínica, la suficiente para alumbrar España durante un día, son las zonas más desarrolladas: Bélgica y Holanda, Bruselas y Ámsterdam, en la que las urbes más desarrolladas de Europa se asientan sobre el cielo. Nos queda Italia, la famosa "bota". Allí se suceden las luces, y, por el golfo de Venecia, vemos una enorme extensión luminosa, no menor que la belga y la holandesa, debida a la gran sucesión de ciudades, como Parma, Bolonia, Venecia y otras, que acaban cegando a toda Italia. Apenas, más al Sur, Roma, es un pequeño punto comparado con todo ese amasijo lumínico.


En América la cosa cambia muchísimo. Encontramos dos enormes contrastes, las zonas ricas y establecidas y las zonas escarpadas, frías  o deshabitadas. Estados Unidos copa toda la contaminación mundial, sus núcleos impiden cualquier observación, la luz no escapa de allí, vemos como núcleos y núcleos se suceden uno tras otro a escasa lejanía, pero vemos cómo aparece una línea imaginaria en la que parece que se dividen los Estados Unidos luminosos y los Estados Unidos oscuros en que sólo algunos puntos luminosos salpican el terreno, siendo éstos las grandes aglomeraciones, muchas de ellas de la costa Oeste.


En Centroamérica vemos un contraste entre los países ricos como México, que iluminan todo el Golfo, con sus grandes aglomeraciones y complejos, como por ejemplo Ciudad de México, una de las ciudades más luminosas y pobladas del mundo, y sus numerosas ciudades de gran población, que expanden las luces a lo largo del mapa, y el resto de países, de menor desarrollo y población como Belice, Guatemala, Nicaragua (...) ni siquiera juntan puntos de gran entidad.


En el Sur de América, los únicos puntos de luz se dan alrededor de las grandes urbes de cada país, como pueden ser Brasília y Sao Paulo, Caracas, Bogotá, Quito, Buenos Aires, Santiago y muchas otras urbes, sobre todo de los países más poblados y desarrollados, que representan todos los puntos existentes a nivel lumínico en todo el mapa. Vemos vastas extensiones literalmente a oscuras en el mapa, representadas por el Amazonas (al Este de Suramérica), densa selva que nadie se atreve a surcar, y los Andes, enorme cordillera escarpada y muy alta en la que pocas ciudades (y sobre todo pueblos) se establecen.


En Asia, vemos que prácticamente casi todo el continente se encuentra en la máxima oscuridad. Toda la vasta región a oscuras, sólo surcada por algún punto de baja entidad es Rusia, que se extiende hasta toda su estepa y su llanura siberiana, de poca población en que el clima es duro durante todo el año y hay verdaderamente pocos asentamientos. Por otra parte está la isla de Japón, que, con Tokyo, ilumina hasta al mar. Al sur de Asia, encontramos otra gran zona a oscuras: el Himalaya, la cordillera más alta del mundo, que supera los 8000 metros y en la que, por la incomunicación, pocos pueblos se han asentado, siendo ésta la más escarpada y peligrosa de todas cuantas existen.


En África vemos el contraste con el continente Europeo, del primer al tercer mundo, apenas las luces que encontramos son de Sudáfrica, Marruecos, Túnez, Egipto, lugares bastante desarrollados en comparación al nivel económico del resto de países, que suman su población en tribus, de las cuales ninguna tiene acceso a un servicio básico como es la luz, por lo que no generan contaminación lumínica alguna. Es el único caso en el que desearíamos que hubiera luz y en el que no nos alegramos de que haya oscuridad. La única zona que resalta, al Norte de África, es el Río Nilo, quizá uno de las zonas más iluminadas del mapa, cuyas luces lo surcan entero. Toda África desde el Oeste hasta su Cuerno, permanece apagada.


Por otra parte, nos queda Oceanía. "¡Caramba, cuántos puntos!", pensaréis, pero no, no son contaminación lumínica, son extensos incendios que asolan anualmente este continente, descontrolándose, y que son uno de los principales problemas de este continente, que asolan todos los años sus tierras. El resto de Oceanía es muy respetuosa, y tiene programas a favor de la Astronomía, de hecho, Robert Mc Naught, el astrónomo aficionado más exitoso más exitoso de esta última década (descubridor de al menos un centenar de cuerpos), nació aquí, y el observatorio Siding Spring, donde éste observa, también se sitúa allí.


Y bien, imaginémonos que existiera vida en el Sistema Solar, y pudieran observarnos con un telescopio... ¿Qué verían? Al apuntar a la Tierra, más que poder distinguir nuestros continentes de día, ¿los distinguirían de noche por su iluminación? ¿serían capaces de distinguir las ciudades por su contaminación lumínica? Reflexionemos si de verdad es esto lo que queremos, un mundo al que, en lugar de Tierra podría llamársele Lámpara. Bello de ver, difícil de apreciar, feo de vislumbrar.

Esperemos que os haya gustado la entrada, podéis enviarnos un comentario en blogger dándonos vuestra opinión al respecto sobre la contaminación lumínica, o bien enviándonos un tweet a @Blogastronomico con vuestra apreciación o cualquier comentario o reflexión en Facebook en nuestra página, "Astronomía a tu Alcance".

Esto es todo, muy buenas noches, pasen un buen fin de semana, disfruten de lo que queda de sábado, ¡hasta mañana!

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