Saludos lectores, váis a leer la primera entrada sobre la astronomía observacional. Ya era hora de que habláramos de la astronomía observacional, ya que es un tema que se suele tocar mucho en la Web astronómica y una parte vital de cualquier astrónomo, más aún si se trata de un aficionado.
Intrumentos usados en la observación:
En la observación usamos nuestro telescopio de 10 pulgadas de abertura, un auténtico gigante tragaluz, un GSO GSD 250C.
Especificaciones:
Abertura: 254 milímetros (10'')
Distancia focal: 1250 milímetros
Relación focal: 5 (f/5)
Uso del calefactor: NO
Oculares:
TS Planetary HR de 5 milímetros (255x)
TS Super Plössl de 15 milímetros (85x)
GSO Super Plössl de 25 milímetros (51x)
Skywatcher LET de 35 milímetros (36x)
Condiciones de observación:
Localidad: Valencia, España
Seeing: 5/10 en la escala Pickering (Empeorando a lo largo de la noche hasta un 4/10)
Magnitud límite visual: +2,8 (osciló de los +2,5 iniciales hasta los +2,9 finales)
Hora: desde las 20.00 hasta las 21.15 y de 22.05 a 22.40
Observación:
Carezco de bosquejos que mostraros dado que fue una observación rápida. Estamos teniendo en Valencia un otoño con constantes frentes meteorológicos que están dando realmente pocos chances de observación, habiendo sufrido la venida de 4 frentes este último mes, y los consiguientes días de inestabilidad.
El sábado 10 de noviembre, fue la noche previa a la venida de una borrasca, al fin y al cabo salió una noche limpia y despejada, sin nubosidad, aunque, viendo las condiciones en que se encontraba la atmósfera (alta velocidad del jet stream, la venida de una masa húmeda, las inestabilidades residuales del anterior frente...), era de prever que no fuera un gran día de observación, pero pudimos sacar, aún así, algo de él.
Empezamos con Júpiter, que está actualmente aproximándose a nosotros, hacia la oposición, así que cada vez se mostrará más brillante y grande. Con el ocular de 35 milímetros a 36 aumentos, no pudimos ver gran cosa, sólo una bola blancuzca. El seeing no era bueno, veíamos una bola pero de pocos detalles, hacía falta más aumento. Los galileanos eran discernibles, pero se perdían en la ondulante luminosidad de Júpiter.
Con el de 25 milímetros a 51 aumentos, pudimos empezar a discernir como puntos los satélites galileanos, que se encontraban en una posición favorable para ser vistos, en fila. A 36 aumentos pudimos discernirlos en todo momento, sin detalle alguno en Júpiter, que seguía siendo una bola inexpresiva blanca y ondulante. Al mal seeing se le sumaba la contaminación lumínica de la ciudad (magnitud límite de +2,8).
Con el ocular de 15 milímetros a 85 aumentos, no vimos sino una bola fantasmal muy blancuzca y carente de detalles, un enorme punto "cuasi" inexpresivo. En aquel momento el seeing era en torno a 4-5 en Pickering, por momentos la imagen parecía estabilizarse, pero recaía mucho. Los galileanos se discernían, pero con tanta turbulencia era complicado distinguir detalles.
Cuando se calmó la imagen por un momento y la contaminación lumínica pareció descender unas décimas, probamos con el ocular de 5 milímetros a 255 aumentos; sabíamos que no lograríamos gran cosa: este ocular se usa en cielos limpios y en ocasiones de seeing superior a 8/10 así que probablemente obtendríamos una imagen dantesca, deficiente. Al colocarlo vimos los galileanos, con mayor claridad que antes, pero la imagen, como es comprensible, a mayor aumento, tembló más. Júpiter era una bola muy ondulante. En ocasiones de buen seeing, esa bola hubiera sido de gran admiración por sus detalles, pero aquella noche no pasó de una bola fantasmagórica muy blanca, que era difícil de distinguir de una ola marina por las oscilaciones que sufría la imagen; detalles nulos, con los galileanos de escoltas.
Dada la decepción con Júpiter, pasamos a embolsarnos las Pléyades. Con el ocular de 35 milímetros a 36 aumentos, el cúmulo aparecía claro y extenso, escapando al campo del ocular (siendo éste el más grande del que disponemos), teniendo que dirigir el telescopio para rastrear los campos estelares. Su magnitud conjunta es de +1, así que es un cúmulo muy brillante y visible a simple vista en casi todos los sitios al menos 3 estrellas del mismo (por eso les llaman las Siete Cabritillas), menos en las ciudades, ya que sus componentes principales son de magnitud +2,5, así que para nosotros escapan todos sus componentes. Pero las Pléyades, sean cuales sean las condiciones de observación, nunca nos defraudarán. El seeing era de 4 en Pickering aquel momento; estuvimos rastreando la zona durante un rato; jamás nos cansaremos de decir que este cúmulo es de los más bellos del cielo, una singular y curiosa formación estelar.
Como la imagen iba empeorando, aprovechamos para meter el ocular de 25 milímetros a 51 aumentos para observar de forma más individualizada los miembros que lo componen, ofreciéndonos una gran visión del grupo, pero aún así, siendo tal el tamaño del mismo, a mayor aumento se veía aún más cortado, y la visión de un cúmulo cortado es de todo menos bella, sólo nos sirvió para estudiarlo más a fondo.
Pasando de las Pléyades, fuimos a las Híades, un cúmulo abierto esta vez muy cercano a Aldebarán, la gigante naranja, estrella a la que saludamos. Esta estrella en la constelación de Tauro es un clásico invernal y es muy bella de observar al telescopio. A 36 aumentos la zona era un relativamente rico campo estelar, dominado por Aldebarán si íbamos peinando la zona con el telescopio, que se nos mostraba como una estrella que copaba la luminosidad del campo estelar, con un bello tono anaranjado, cual topacio celeste.
Si nos fijamos, el cúmulo de las Híades parece tener una forma de Z, siendo un peculiar asterismo. Con el ocular de 25 milímetros a 51 aumentos, rastreamos la zona de las Híades y surcamos la Z que forma éste. Dado que las estrellas más brillantes de este cúmulo son de magnitud 3 y 4, la vista que nos ofrecía era de un cúmulo algo brillante al ocular pero apagado en comparación con las Pléyades, surcado de débiles estrellas y dominado por la gigante naranja Aldebarán. Como es un cúmulo de 6 grados de extensión, abarcaba varios campos de ocular, teniendo que dirigir el telescopio para abordarlo. Dado el bajo brillo de sus componentes (sólo 10 por encima de magnitud 5), apareció un campo surcado por estrellas que aparecían como puntos lúgubres, vigilados por Aldebarán. Un cúmulo asequible, el clásico de las noches invernales y una zona con gran concentración de objetos.
Después de esto, no nos dio tiempo a observar más, el seeing se mantuvo así toda la noche, y no consideramos oportuno seguir observando; si bien durante la noche se fueron levantando objetos interesantes, pero con estos objetos observados cerramos la observación. Las alternativas a la planetaria fueron en este caso los cúmulos, que nos ofrecieron un notable espectáculo. También vimos el tránsito de dos satélites artificiales.
Fue una noche para entrar en el cielo de invierno, para ver lo que serán las siguientes observaciones, informarse y dominar los objetos que surjan. Ahora que en los próximos días parece ser que vendrá la calma y habremos dejado atrás las inclemencias atmosféricas y meteorológicas, intentaremos volver a observar, esta vez bosquejando, los objetos invernales que no ilustramos. El programa para la siguiente observación será: Pléyades, Híades, Júpiter y sus satélites, Orión, (M42, Betelgeuse, el Cinturón...), M31 y Perseo.
Nos despedimos de vosotros con esta primera entrada observacional, que rogamos, disculpen la longitud de la misma y la ausencia de bosquejos, que puede parecer larga, pero sirve para explicar las condiciones de observación ante un mal seeing, como anécdota. A la próxima, elaboraremos unos bosquejos para ilustraros las magnificencias del cielo.
Esto ha sido todo por hoy, disfruten de esta primera entrada, no olviden opinar si lo desean mediante comentarios, nuestro sistema de reacciones, nuestro correo electrónico o nuestra nueva cuenta de Twitter (@Blogastronomico). ¡Disfruten de la hora que queda de fin de semana y que tengan un buen comienzo de semana!
Hola,
ResponderEliminarFelicidades por la observación. Realmente, con un telescopio de 10" se necesita tener muy buena estabilidad atmosférica para que Júpiter pueda verse bien. Ahora, cuando se dan las condiciones adecuadas, uno se queda con la boca abierta disfrutando del espectáculo :)
A ver si el tiempo nos acompaña y podemos sacar los telescopios. No dejéis de subir vuestros reportes de observación, da gusto leerlos.
Saludos.
Óscar
Saludos, Óscar -Almach-, ante todo gracias por por el comentario y por tu opinión, que nos ha alegrado recibir. Un comentario no se recibe todos los días, y para nosotros significa mucho.
ResponderEliminarComo dices, un telescopio de 10 pulgadas tiene esas desventajas, traga mucha luz y su distancia focal da para muchos aumentos. Para observar todo como todos deseamos, necesitamos muchos aumentos, y por desgracia, el empeoramiento de la imagen es proporcional a estos, y dada la capacidad de este telescopio, es algo por lo que hay que pasar. Fue una locura poner el ocular de 5 milímetros, la imagen que tuvimos fue de una bola gigante y fantasmagórica.
Vamos a aprovechar estos días que va a haber relativa calma atmosférica. Las mejores noches serán las de hoy y mañana en esta semana.
Muchas gracias por todo, leyendo comentarios como los tuyos, da ganas de seguir adelante con todo esto, a veces piensas que lo has hecho mal, que has incluido demasiadas sensaciones, mucho tocho... Intentaremos pulirlo todo, pero parece ser que ha salido tan mal.
Muchas gracias por tu comentario, saludos y buenos cielos.